Cierto es que la eliminación del equipo dominicano en el Premundial de baloncesto en Puerto Rico produjo un sentimiento de tristeza y furia a la vez en muchos ciudadanos de esta tierra, que esperaban casi con seguridad que el quinteto alcanzaría el propósito de obtener el boleto al Mundial del año próximo en Turquía.

Lo ocurrido en torno al equipo deja una serie de lecciones de la que se podría sacar beneficio en el futuro inmediato y a largo plazo.

Informaciones procedentes desde Puerto Rico aseguran que hubo problemas internos “muy serios” entre varios de los jugadores de la plantilla quisqueyana, lo cual no es nuevo, aunque sí condenable y lamentable.

Lo más positivo de todo esto es que por primera vez República Dominicana estructuró un equipo con categoría internacional de peso, con la inclusión de tres jugadores de la NBA, que se entregaron a darlo todo por su camiseta, al igual que muchos otros miembros del conjunto.

Ese punto hay que preservarlo, para que las futuras selecciones giren en torno a esas tres figuras, dos de las cuales (Al Horford y Francisco García) han emitido comunicados en el que agradecen su inclusión en el equipo y recomiendan un par de acciones para que la próxima vez el éxito sea el resultado y no el fracaso.

La falta de un armador auténtico en la selección es uno de los mayores escollos para organizar una ofensiva estable y técnicamente competitiva.

No se ha podido lograr la inclusión de un armador capaz de dirigir con eficacia el equipo. Hay que seguir buscándolo. Esa parte es esencial para alcanzar la estabilidad necesaria a la hora de poner las cosas en orden.

Un factor a tomar en cuanta tras lo sucedió en San Juan, Puerto Rico, toca al dirigente de la escuadra, el boricua Julio Toro, de quien se critica con validez su tardía integración a la dirección del combinado, debido a que estaba inmerso en la serie final de su país.

Toro no supo o no pudo imprimir con eficacia su estilo como capataz, pareció que nunca logró armar un equipo estable en la cancha, como el que en medio de la contienda aún desconoce su capacidad y recursos.

El experimentado entrenador puertorriqueño pudiera seguir al frente de la selección siempre y cuando, entendemos, disponga del tiempo necesario para conocer a sus jugadores, para verlos en acción en competiciones de fuste y para demandar de la Fedombal los topes internacionales necesarios.

La forma de juego ante los rivales fuertes del Premundial, los que finalmente alcanzaron su clasificación a Turquía, demostró claramente la falta de juego en conjunto de los dominicanos, la desorganización ante la falta de un armador y fallas recurrentes en aspectos claves como la defensa.

El conjunto, no obstante, demostró buenas condiciones físicas y anímicas, a pesar de los insistentes comentarios sobre la “guerrilla” que se desató en territorio boricua por una serie de situaciones relativas al ego de algunos considerados “estrellas”.

No a la invitación

Consideramos que sería otra pérdida de tiempo, esfuerzo y expectativas una eventual participación dominicana en el Mundial de Turquía, porque a raíz de lo que se mostró en San Juan, no existen las mínimas posibilidades de que se realice un papel decoroso o histórico.

Creemos que una “aventura” de esa naturaleza sólo podría añadir más frustración a los aficionados, cansados ya de tantos fracasos en el campo deportivo en el último año.

Hay que dejar pasar ese Mundial y abocarse a una seria y profunda reestructuración en torno al equipo, sacar las conclusiones de lugar del reciente percance, convocar a los jugadores con el tiempo suficiente para que se conozcan y ejecutan jugadas “relámpagos” como la hacen equipos como Brasil, Argentina y Puerto Rico, por ejemplo, cuyos integrantes tienen varios años dentro de sus respectivas selecciones.

El baloncesto es un juego de equipo y como tal todas las piezas dentro de la cancha deben funcionar para obtener resultados positivos.

La Fedombal que trabaje en pos de esto, que se ciña a objetivos más alcanzables previo a participar en torneos de mayor envergadura como forma de ir aceitando la maquinaria para lo cual hay talento, lo que falta es tiempo, seriedad y un dirigente a tiempo completo.

Escrito por: Ramón Santos // www.basketdominciano.com

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