El anuncio de la suspensión del torneo de la Liga Dominicana de Baloncesto (LIDOBA) es la gota que derrama el vaso para declarar al 2009 como el año del DESASTRE de esa disciplina en la República Dominicana.
Lo que mal comienza, mal termina.
Todo se inició con el lamentable final del torneo superior de Santiago, que incluyó la muerte de una joven fanática dentro del Arena del Cibao Oscar Gobaira, colofón de una justa que se caracterizó por incidentes protagonizados por jugadores y dirigentes de los clubes.
Luego llegó el superior distrital del cual todavía, según las últimas informaciones, la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) arrastraba una deuda de cinco millones de pesos y no había liquidado la boletería a los equipos.
El certamen solo contó con el apoyo de los fanáticos en la parte final (semifinal y final), nunca tuvo en funcionamiento el aire acondicionado del Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto y los servicios de seguridad, iluminación, transporte y cantina quedaron muy por debajo de lo deseado.
Después llegó el tiempo de las selecciones nacionales con los “papelazos” realizados en el Centrobasket Juvenil (cuarto lugar), el Premundial Juvenil Femenino (último con derrota de 111 puntos ante Estados Unidos) y el Premundial de Mayores (quinto puesto).
El Premudial Femenino de Mayores se inicia el día 23 en Brasil. La República Dominicana está en el grupo A junto a Puerto Rico, Canadá y Brasil, pero nadie sabe a ciencia cierta si las criollas participarán o no.
Lo de la Lidoba se venía venir
El ambiente no estaba para que el torneo se organizara este año a pesar de los esfuerzos realizados por sus ejecutivos, los presidentes de franquicias e integrantes del comité organizador.
No estaban dadas las condiciones y, a pesar de no ser lo mejor, el receso servirá para organizar mejor la liga que, como todos coinciden, es parte importante del desarrollo integral del baloncesto en el país.
Ojalá que estas experiencias pesen en las conciencias de los máximos dirigentes de esa disciplina en el país para que, de una vez y por todas, dejen de pensar que el progreso del basket dominicano está basado en la importación de talento - jugadores o entrenadores - que, bien pueden ser complemento, pero no la base del mismo.
Sólo tres cosas salvan al baloncesto criollo:
Lo que mal comienza, mal termina.
Todo se inició con el lamentable final del torneo superior de Santiago, que incluyó la muerte de una joven fanática dentro del Arena del Cibao Oscar Gobaira, colofón de una justa que se caracterizó por incidentes protagonizados por jugadores y dirigentes de los clubes.
Luego llegó el superior distrital del cual todavía, según las últimas informaciones, la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (Abadina) arrastraba una deuda de cinco millones de pesos y no había liquidado la boletería a los equipos.
El certamen solo contó con el apoyo de los fanáticos en la parte final (semifinal y final), nunca tuvo en funcionamiento el aire acondicionado del Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto y los servicios de seguridad, iluminación, transporte y cantina quedaron muy por debajo de lo deseado.
Después llegó el tiempo de las selecciones nacionales con los “papelazos” realizados en el Centrobasket Juvenil (cuarto lugar), el Premundial Juvenil Femenino (último con derrota de 111 puntos ante Estados Unidos) y el Premundial de Mayores (quinto puesto).
El Premudial Femenino de Mayores se inicia el día 23 en Brasil. La República Dominicana está en el grupo A junto a Puerto Rico, Canadá y Brasil, pero nadie sabe a ciencia cierta si las criollas participarán o no.
Lo de la Lidoba se venía venir
El ambiente no estaba para que el torneo se organizara este año a pesar de los esfuerzos realizados por sus ejecutivos, los presidentes de franquicias e integrantes del comité organizador.
No estaban dadas las condiciones y, a pesar de no ser lo mejor, el receso servirá para organizar mejor la liga que, como todos coinciden, es parte importante del desarrollo integral del baloncesto en el país.
Ojalá que estas experiencias pesen en las conciencias de los máximos dirigentes de esa disciplina en el país para que, de una vez y por todas, dejen de pensar que el progreso del basket dominicano está basado en la importación de talento - jugadores o entrenadores - que, bien pueden ser complemento, pero no la base del mismo.
Sólo tres cosas salvan al baloncesto criollo:
- Una fuerte liga nacional de varios meses.
- Un verdadero plan de selecciones, que no se enfoque solo en la Masculina de Mayores e incluya el basket colegial y universitario.
- El avance de los técnicos y entrenadores del patio.
Escrito por: Alex Rodriguez // www.basketdominicano.com
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