La falta de 39 bombillas del alumbrado interior del Palacio de los Deportes limita el trabajo de los fotorreporteros, y al público le genera la sensación de estar presenciando un torneo en una comunidad apartada de la capital y no la versión XXXV del Superior del Distrito Nacional.

El aire acondicionado no funciona, por lo que quien regresa tras una primera visita se ve obligado a hacerlo en ropa ligera.

Puede que estos inconvenientes se escapen de las manos de la Asociación de Baloncesto capitalina (Abadina), cuyos empleados desconocen si cobrarán o la fecha en que lo harían.

Pero lo que realmente mortifica a los organizadores del torneo más viejo que se disputa en el país, es la crítica situación económica que enfrentan ellos y los clubes.

Como había adelantado DL semanas antes del inicio del torneo, tres de los seis equipos que ven acción en la justa no disponen ni siquiera de un patrocinio y hay dos que no han podido vender ni siquiera la mitad de sus uniformes.

Ayer trascendió que el Club San Carlos tiene planificado entregar la franquicia a la Abadina en virtud de no poder costear su nómina, tras fracasar en convencer a más de 30 empresas visitadas por su gerencia.

Al igual que los de las cinco esquinas, Villa Francisca y Los Prados tampoco han logrado el sí, ni del sector privado ni público y, de no haber cambios, podrían tomar el mismo camino de los verde-amarillo.

Los debutantes Bameso y Rafael Barias cuentan con dos anuncios en sus franelas, mientras que San Lázaro hace la excepción y su uniforme parece una valla en una calle muy transitada de la ciudad.

La nómina de un equipo superior ronda entre RD$1,5 y RD$4 millones.

La situación se agrava con el bajo número de público que ha hecho presencia en la Media Naranja y los bajos ingresos que generarán las transmisiones de televisión y radio. En el caso de la pantalla chica apenas hay dos cuñas en las pausas. La venta de vallas y proventos también está por el suelo.

Previo al inicio del torneo, Manuel "Cholo" Suero, titular de la Abadina, reveló que la Secretaría de Estado de Deportes había entregado RD$2 millones y que más adelante haría otro desembolso.

La Secretaría de Estado de Obras Públicas se había convertido en un gran soporte del torneo en los últimos años, pero esta vez no está. Del sector bancario, el BanReservas es el único que se presenta con un anuncio pequeño en la parte alta del uniforme lazareño y otro en el pecho de Bameso. Las telecomunicaciones están ausentes, al igual que las bancas de apuestas y las cadenas de supermercados.

POSIBLES CAUSAS

Además de la situación económica que atraviesa el país, el nivel técnico del torneo es bajo y la falta de figuras no ayuda a venderlo.

También la forma en cómo terminó el torneo superior de Santiago (con la muerte de una joven dentro del recinto y una cadena de incidentes) alejó a patrocinadores tradicionales, que no les gusta vincular sus marcas a actividades no blindadas ante escándalos.

Un ejecutivo con más de 10 años de experiencia en el torneo citó como punto negativo el retiro de las dos franquicias de Santo Domingo Este (Los Mina y Calero). Los Mina representaba una cuota considerable de público, además de estar enclavada en el municipio cabecera de la provincia de mayor población en el país y que cuenta con importantes centros comerciales.

Escrito por: Nathanael Pérez Neró // www.basketdominicano.com

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