El gigante congoleño Dikembe Mutombo seguirá unido a la NBA, aunque no sea ya sobre las pistas, después de que una lesión de rodilla pusiera fin en la última fase final de una forma triste e injusta a una larga carrera de 18 años como jugador en la liga.
Tras su retirada, la NBA ha decidido nombrarle su embajador en el mundo o embajador global, un puesto de nueva creación en el que estará a las órdenes de la Vicepresidenta Ejecutiva de Responsabilidad Social y Programas de Jugadores de la liga, Kathy Berens.
La misión de Mutombo, conocido por su enorme implicación en todo tipo de campañas contra la pobreza y la desigualdad, en particular en el continente africano, será la de representar a la NBA en los numerosos eventos baloncestísticos de carácter social que organiza en todo el mundo, como el conocido Baloncesto sin Fronteras.
El jugador congoleño ya creó en 1997 la fundación que lleva su nombre y que trata de mejorar la salud, la educación y la calidad de vida de su país natal. Fruto de sus esfuerzos fue la construcción de un hospital con 300 camas en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, centro que lleva el nombre de su madre, ya fallecida.
También ha sido embajador de UNICEF y portavoz de la agencia CARE, dedicada a la lucha contra el SIDA, entre otras muchas tareas de carácter humanitario que le han hecho merecedor de un buen número de premios y reconocimientos por su intensa labor a favor de los más desfavorecidos. Una labor que seguirá ahora desarrollando a través de su otra gran pasión, el baloncesto.
Tras su retirada, la NBA ha decidido nombrarle su embajador en el mundo o embajador global, un puesto de nueva creación en el que estará a las órdenes de la Vicepresidenta Ejecutiva de Responsabilidad Social y Programas de Jugadores de la liga, Kathy Berens.
La misión de Mutombo, conocido por su enorme implicación en todo tipo de campañas contra la pobreza y la desigualdad, en particular en el continente africano, será la de representar a la NBA en los numerosos eventos baloncestísticos de carácter social que organiza en todo el mundo, como el conocido Baloncesto sin Fronteras.
El jugador congoleño ya creó en 1997 la fundación que lleva su nombre y que trata de mejorar la salud, la educación y la calidad de vida de su país natal. Fruto de sus esfuerzos fue la construcción de un hospital con 300 camas en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, centro que lleva el nombre de su madre, ya fallecida.
También ha sido embajador de UNICEF y portavoz de la agencia CARE, dedicada a la lucha contra el SIDA, entre otras muchas tareas de carácter humanitario que le han hecho merecedor de un buen número de premios y reconocimientos por su intensa labor a favor de los más desfavorecidos. Una labor que seguirá ahora desarrollando a través de su otra gran pasión, el baloncesto.
Publicado por: www.basketdominicano.com
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