Resulta preocupante la forma en que se ha venido desarrollando la relación entre el armador dominicano Edgar Sosa y el mítico dirigente Rick Pitino en el equipo de Louisville del baloncesto universitario de la NCAA. Calificativos como los de “dolor de cabeza” y “purgatorio” han sido usadas por el reputado técnico a la hora de referirse al inquieto jugador de 21 años y segundo año en el basket universitario. El coach tuvo que sostener una reunión de 15 minutos con el talentoso atleta en el que le hizo saber que no estaba en disposición de seguir dirigiéndolo si no cambiaba su actitud. Lo recomendable es que Sosa se mantenga poniendo atención a las instrucciones de Pitino, responsable de llevar hasta la NBA a varios jugadores, incluyendo a Francisco García.

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