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Muchos han sido los actores, pero no hay dudas de que Hugo Rafael Cabrera Lora ha sido protagonista dentro del baloncesto dominicano. Hugo Cabrera, como le conocemos y recordamos todos, nació un viernes 23 de octubre de 1953 en esta ciudad de Santo Domingo, hijo de los señores Hugo Cabrera García y Bolivia Lora Gómez. Teniendo apenas nueve años de edad “Huguito”, como cariñosamente le llamaba Doña Bolivia, se establece en la ciudad de los rascacielos, donde soñaba con ser un beisbolista de los Yankees de Nueva York. Pero el destino le tenía otra historia escrita, cuando realizando un paseo por la ciudad se encuentra con una invitación para jugar al baloncesto y desde ese entonces quedó flechado por el deporte del aro y el balón.

Para el mes de junio de 1970 retorna de vacaciones al país para compartir con sus familiares y amigos, los cuales residían en el sector El Portal de esta ciudad de Santo Domingo y se divertía practicando en la cancha del sector Atallah. Llegó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y Faisal Abel le pide a Alejandro Tejeda que juegue contra el jovencito. “Este muchacho es bueno”, le reportaría Tejeda sobre el futuro miembro del Salón de la Fama. “Para ese entonces no era más que un jugador con gran salto y un buen rebotero”, nos comenta. Juega para el Club San Lázaro en las categorías menores de la mano de Don Máximo Bernard donde comenzó a sobresalir gracias a su impresionante talento.

BALONCESTO DOMINICANO
Físicamente, Hugo era un dichado de virtudes para el juego de baloncesto. Conjugaba la genética ideal con una gran inteligencia, además de manos prodigiosas que le llevaron a ser un excelente manejador del balón y un temible anotador desde todos los ángulos de la cancha. Podía hacer cosas que hasta ese momento eran difícil, por no decir imposibles, de encontrar en un jugador de su estatura en suelo dominicano.

En los Estados Unidos, asistió a Brandein High School, una modesta escuela secundaria de la Gran Manzana, donde se destacó siendo el Jugador Más Valioso del año 1972 y acumuló impresionantes estadísticas que le valieron para ser catalogado como uno de los mejores talentos del estado. Más tarde recibe una beca universitaria en East Texas State, donde entre 1972 y 1976 adquiere una licenciatura en Educación Física. Pero además tuvo una impresionante trayectoria deportiva, razón por la cual es exaltado al Salón de la Fama de dicha alma mater en su Clase 2009. Es apenas 1 de 4 jugadores de esa modesta universidad en ser drafteados para la NBA.

Retorna al país en 1972 y jugando para San Lázaro participa en una serie de partidos contra Armstrong College. Volvió a hacer de las suyas con un baloncesto más depurado y demostrando parte de lo que más adelante nos regalaría en cantidades industriales.

Para 1975, ya Hugo es enrolado en el seleccionado nacional y la historia toma un giro que marcará no solo su carrera deportiva, sino su vida. Promedió 16.8 puntos, 10.0 rebotes, siendo seleccionado en el Quinteto Todos Estrellas de ese Centrobasket que se realizó en la capital dominicana.

En 1976 el “Inmenso” hace historia y se convierte en el primer jugador dominicano en ser drafteado por un equipo de la NBA, cuando los Milwaukee Bucks lo toman en la 10ma ronda de ese sorteo de talentos. Ese 8 de junio da pie al inicio de la participación dominicana en las lides del mejor baloncesto del mundo. “Cuando mi familia escuchó que fui escogido en el draft de la NBA pensaron que la escogencia era para enviarme a la guerra de Vietnam, a ese nivel estaba el conocimiento del baloncesto norteamericano entre la gente común del país. Había pánico entre mis familiares”, nos relata Cabrera haciendo galas de sus dotes de buen conversador.

Para 1977 se convierte en la pieza fundamental para lo que fue el logro que más le ha marcado en su trayectoria deportiva. “Ese desfile desde el aeropuerto hasta la capital tras ganar el Centrobasket, pasar al Mundial por primera vez y siendo el MVP creo que ha sido el momento que más guardo dentro de mí de todos las cosas que he vivido en mi carrera. Ver esa avalancha de gente en la Autopista Las Américas me dejó anonadado”, relata Hugo sin titubear.

En 1978 fue escogido como Jugador Más Valioso de los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín, Colombia.

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Cabrera posee 2 de las tres mejores anotaciones para un partido del Torneo Superior del Distrito Nacional, destacándose el record de 61 en la temporada de 1977 y que permaneció por mucho tiempo como la cifra histórica máxima del certamen. En el distrital participó con los clubes San Lázaro, Naco y Los Mina y se alzó con los campeonatos de 1977 y 1988. Llegó a ser el jugador mejor pagado del certamen capitalino, revolucionando el baloncesto profesional en el país.

Como refuerzo paseó su talento por España, Italia, Venezuela, Puerto Rico y Brasil. Durante una época de su carrera estuvo considerado como el mejor jugador de baloncesto de toda Latinoamérica. Fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte Dominicano en la disciplina de baloncesto para el año 1998. Son muchos los lauros que este modesto hombre del deporte ha recibido y hoy, 40 años después de marcar un hito en el deporte profesional, la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional ha decidido dedicarle, merecidamente, su cuadragésimo Torneo de Baloncesto Superior.

Los tabloncillos aún vibran, las mallas aún suenan, los rivales aún le recuerdan y los compañeros aún le añoran. Este es nuestro “Inmenso”, el mismo que puso a muchos a disfrutar y a otros tantos a temblar. Hoy se presenta ante nosotros como uno más, cualquiera diría que es mortal. Gracias Hugo Cabrera por tu legado, por las emociones y por lo que significas para nuestro deporte. Disfruta este reconocimiento, en el resurgir del torneo al que dedicaste tus mejores años. Renace el baloncesto de la capital y de la mejor manera. Gracias por todo “Inmenso”.

Por Rafael Faneyte - Síguelo en @CURIOSIBASKET

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