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Con su reciente participación en el torneo clasificatorio para el Centrobasket celebrado en Isla de Tórtola, la selección nacional femenina de mayores, que se quedó con la medalla de plata, elevó su total histórico de preseas obtenidas.

Ahora el conteo va por las 20 medallas de por vida para las féminas criollas en su participación en competencias internacionales.

Eso es dos más que las alcanzadas por sus compatriotas del equipo masculino, quienes con sus últimos logros han ascendido a las 18 chapas conquistadas.

Y el logro llega en un momento en el cual el basket femenino está en uno de sus peores instantes.

Una tarea pendiente para la “Nueva Era” del baloncesto es retomar el impulso para la rama femenina, que carece en estos momentos de algún tipo de torneo superior a nivel nacional.

El esfuerzo de este grupo de mujeres es plausible al tener que enfrentar a rivales en muchas ocasiones más jóvenes, altas y fuertes.

Jennifer Estrella fue la mejor del torneo en el porcentaje de tiros de tres con un 41.2 por ciento. Sus siete canastos en 17 intentos fueron la segunda cifra más alta de la justa.

Yamel Abreu tuvo 11 robos de balón para un promedio de 2.2 por partido, la octava mejor en ese departamento.

Sugeiry Monsac (15, 3.0 apj) y Yohanna Morton (14, 2.8 apj) fueron número siete y nueve, respectivamente, en el encasillado de las asistencias.

Morton (9.0 ppj), Estrella (8.8 ppj), Marlem Cáceres (8.6 ppj) y Melisa Sántos (8.0 ppj) fueron las mejores anotadoras. mientras que Monsac (28), Andreína Paniagua (24), Santos y Wanda Peguero (22) y Abreu (21) encabezaron en los rebotes.

Bajo las riendas del cubano Ariel Portuondo y con Johnny Rodríguez como asistente, el equipo estará del 22 al 26 de julio en Monterrey, México para participar en el Centrobasket, clasificatorio para el Preolímpico.

Las chicas formarán parte del Grupo A junto a Costa Rica, México y Puerto Rico. En la llave B chocarán El Salvador, Islas Vírgenes de Estados Unidos, Jamaica y Cuba.

El basket no es violencia

Una vez más un grupito de inadaptados sociales, faltos de formación hogareña y educación formal -un mal que abate los cimientos de nuestra sociedad- toman el escenario del baloncesto para mostrar sus peores caras.

El baloncesto es un deporte dinámico, de choque y roce constante. Pero, a pesar de que algunas veces así lo parece, no es, ni mucho menos, el generador de la violencia encarnada en seudo-fanáticos, amantes del anarquismo.

Lo ocurrido el pasado viernes en el sexto partido de la final de la Liga Nacional de Baloncesto es como una repetida película de horror que sale a la luz pública cada vez que el baloncesto da signos de recuperar el terreno perdido.

Como decía el ex presidente de la Fedombal, Frank Herasme no se le puede pedir al baloncesto que resuelva los problemas de educación y mal comportamiento ciudadano que decenas de gobiernos no han podido o querido.

Pero mientras se encuentra el paleativo al problema, lamentablemente deben pagar “justos por pecadores”.

También fue notoria la ausencia de efectivos policías, militares o seguridad privada de la LNB en medio de la vergonzosa batalla campal entre fanáticos de los Metros de Santiago y los Titanes del Distrito Nacional.

Por lo tanto hay que tomar medidas restrictivas en el expendio de las bebidas, no permitiendo que las personas se queden con las botellas ni de agua, ni de bebidas alcohólicas.

Limitar la venta hasta el medio tiempo sería otra medida, extrema pero necesaria para evitar feos espectáculos como el presentado ese día por enérgumenos que no merecen ser calificados como seres humanos al poner en riesgo a valisos atletas de la selección nacional, damas, caballeros y niños que asistieron a la culminación de un torneo de gran calidad competitiva.

Por Alex Rodríguez - Listín Diario
rodriguezalexandro@yahoo.es / alex.rodriguez@listindiario.com
@rodriguezalex16

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