En los años 80s un joven de 6’9” circulaba entre el grupo de personas que disfrutaba de las fiestas patronales de La Romana. Recibió la propuesta de jugar baloncesto, sin más aceptó, tras renunciar al béisbol y su trayectoria se convirtió en una historia de éxito.

Eduardo Gómez, un ex selección nacional de baloncesto, observó a Alfred -Tito- Horford pasearse. Nada difícil era darse cuenta. “Imagínate, un muchacho de 15 años y 6´9” recuerda Tito de aquel fortuito pero afortunado encuentro. Esa historia que comenzó hace alrededor de 30 años, hoy ve grandes frutos.

Cuatro descendencias de los Horford ligados al baloncesto y una quinta, en el voleibol.

El más reconocido, de momento, es Alfred –Al- Horford, centro titular de los Hawks de Atlanta, en una brillante carrera, que ya supera a la de su padre en tiempo, números y beneficios económicos recibidos. “Al ha sido generoso, no solo conmigo, sino con toda la familia”, aprovecha Tito para expresar esa cualidad de su primer hijo.

El resto de sus hijos también destaca en el basket, excepto Ana Julia (18 años), quien se lastimó una rodilla, en consecuencia dejó el juego y quiere ser actriz, y María Elena (16), quien practica voleibol. Jonathan (19, 6’9”) es estudiante de Michigan University. Tiene por compañeros a dos hijos de ex NBA, Tim Hardaway jr. y Jordan Dumars, hijos de Tim padre y Joe Dumars. El más pequeño, Joshua (13) estudia en Grand Ledge y también juega baloncesto. Como padre “orgulloso”, dice Tito, al preguntársele qué se siente sobre sus hijos.

“Estoy bien contento con mi familia”, apunta. “Son unos chicos bien humilde, con los pies sobre la tierra, no se les han ido los humos a la cabeza por la fama del hermano, o porque su papá fue profesional”.

El refrán lo dice, “hijo de gato, caza ratón”, o vale bien decir “hijo de Tito juega baloncesto”, claro, excepto Ana Julia. “Ellos están buscando su propia identidad”, dice Tito, quien visitó a Multimedios del Caribe. “Por eso Jon no quiso ir a la Universidad de Florida”, debido a que precisamente Al estudió allá y él quiere hacer su propio camino. Aun así “me hubiera gustado que fuera allá”. Tito precisa que un factor clave con sus hijos es respetarle sus inclinaciones. Cuando María Elena se lastimó, aun cuando se recuperó, “me dijo que quería ser actriz”, decisión que asintió.

“Humildemente”, agrega sobre sus hijos, “me hace sentir bien porque escogieron algo que a ellos les gusta, sin yo obligarlos”.

La simpatía, entiende Tito, nace por las competencias en que vieron a su padre o en otro caso, por los videos, que conserva, en el caso de los dos menores, viendo a Al. “Cuando jugué en Milwaukee, Miami, Europa, Brasil, al ver que siempre les hablaba de baloncesto, se entusiasmaron”.

A LA CLASE... Tito se mudó a Detroit, Estados Unidos. Allí se ha radicado por varios años. Al momento de estudiar este es un punto en el que, además del baloncesto, han coincidido los Horford. Sus cinco hijos asistieron a la escuela Grand Ledge. “Ahí han estudiado los cinco”, dice y deja saber que son conocidos y más por el baloncesto. “Desde que un Horford y está por ahí... -saben que es de la familia-. Ellos están contando con Joshua, para el futuro”.

Escrito por: Carlos Sánchez G [El Caribe]
Publicado por: www.basketdominicano.com

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